
Consiste en un intento de presentación personal sybernética basado en afinidades, publicaciones y fundamentalmente campaña ética
martes, 18 de octubre de 2011
domingo, 16 de octubre de 2011
¡CONTRA EL SISTEMA! ¡Mi enojo radica en la diferencia de clases!
Me indigna la hipocresía de los "cholos" quienes se creen superiores a los campesinos, olvidando así sus raíces; y por otro lado, tienen inmerso un racismo contra el "blanco" porque nos creen a todos similares a aquellos virreyes codiciosos de la colonia.
No aguanto la hipocresía de los nuevorricos, burgueses y demás alienados de nuestra sociedad que creen que los extranjeros son superiores y aún así, niegan la posibilidad de inmigrantes en masa (o inversores extranjeros); - vender el país - es como lo denominan.
Estoy cabreado de aquellos "cabreados" que nos dan la espalda por el simple hecho de incrementar sus fuentes de poder.
Me confunde y molesta la desorientación de los pequeño - burgueses, quienes no saben de que lado están excepto cuando se trata de pisotear a la clase inferior o exprimir a la clase superior mediante artificios e hipocresías.
No tolero más éste sistema tecnócrata, ni entiendo por qué aquellos que tienen un título bajo el brazo tienen más valor que aquel campesino altiplánico que lucha diariamente contra el crudo altiplano para cosechar una parcela (minifundio incluso) de papa imposibilitándose por consiguiente de tener una buena educación. Mientras tanto, los gobernantes, supuestos representantes del pueblo, aprovechan de la "Partidocrácia" para enriquecerse sobrefacturando proyectos, creando (in -) ciertos impuestos para disimular su mal manejo económico y sobre todo, olvidando a su pueblo, a sus representados.
No soporto a aquellos que critican la corrupción y son los primeros en sobornar a quien se les enfrente.
¡Estoy harto de ser pequeño - burgués! pero también estaría harto de ser pobre o rico ¡porque mi enojo radica en la diferencia de clases!
viernes, 14 de octubre de 2011
DISCURSO MENTAL
Salud compañer@s:
Hoy quiero expresar un pequeño conjunto de ideas de integración mundial que, en algunos casos, se reflejan directamente con nuestra realidad local.
Entiendan que lo que les voy a decir no es nada sacro, no tengo yo la última palabra. El siguiente monólogo no debe ser tomado como algo lleno de verdades pero si de sentimientos y sinceridad.
Hablaron ya de racismo, y es ahí donde empezaré a desglosarme.
El racismo y la discriminación, de cualquier tipo, van en detrimento de la libertad; son herramientas autoritarias para privar de dignidad y libertad a sus víctimas. Es por eso que, todo tipo de discriminación es contraria al anarquismo, así que...
¡Déjenme parir compañeros!, terminare de hablar... y en cuanto a ustedes, les pido que respeten mi momento, escuchen y asimilen lo que crean conveniente de mi lamento...
Efectivamente vivo en una "patria" llena de racismo, envidia, corrupción e intolerancia. Vivo en una olla de grillos. Y, lo que más me indigna, es que soy extranjero en mi tierra natal. Aquella tierra corroída por la avaricia, la corrupción y la envidia. Su brutal discriminación y carroña me hacen sentir forastero y me inspiran, como anarquista que soy, a pensar en un mundo sin fronteras, con libre migración. Sólo allí, podré adaptarme donde mejor me convenga y satisfaga, donde no tenga que sufrir xenofobia alguna.
Esta es una de las razones, compañer@s, aunque no lo crean, aunque me critiquen, aunque no les guste oírlo...
Yo les digo, es una de las razones que me acreditan a favor de la "globalización".
Por favor escúchenme que no he terminado de desglosar mi percepción globalista.
Decía: "globalización", pero no hablaba de esa "globalización" corrompida por el enfermo sistema neoliberal (ténganlo bien en cuenta), sino, por la verdadera "globalización": aquella que libere al mundo entero de las ficciones sociales dizque "patrióticas" creadas por la ultra derecha. Una globalización que borre esa colección de manchas, lineas y garabatos surreales que ensucian al globo terráqueo. Esa globalización que nos permita vivir en el imaginario de Lennon, donde no existan imperios ultrapoderosos, ni pequeños Estadillos subordinados que rinden constante pleitesía y delegan su soberanía por una tajada de supervivencia.
Obviamente que hablo únicamente a nivel macro, ya que de nada sirve liberar al mundo si no nos liberamos también nosotros, pero eso es harina de otro costal.
Es cierto, compañer@s, que si no hubiera propiedad, tampoco habrían robos. Ya lo dijo Proudhon. Mas, yo cuestiono: si destruyéramos las jerarquías, ¿habrían abusos de poder? sin el dinero, ¿habría hambruna? Insisto y les pregunto: si no hubieran fronteras, por ende, tampoco países, ¿habrían ejércitos? ¿existirían los holocaustos? ¿requeriríamos aduanas? (bien denominadas la gloria de los corruptos y fuente de riquezas). ¿Guerras? Puede que las haya, mientras no solucionemos la cuestión interna, pero, como ya lo dije antes, no profundizaré ese tema.
Por último, ¿No creen, compañer@s, que el mundo sería mejor si destruimos todos juntos a estas ficciones? ¡Unámonos! sin hacer distinciones fronterizas, raciales, dogmáticas, etc, y combatamos a la xenofobia y sus aliadas abstracciones sociales. ¡Propugnemos la internacionalización socialista! ¡vivamos nuestra utopía! ¡seamos tolerantes ante todo! aprovechemos las herramientas que inconscientemente nos brinda el sistema y así nos fortaleceremos con sus debilidades. ¡No nos dejemos influenciar por nuestras malas costumbres y dogmatismos cegantes! que son la lacra que nos hereda la corrupción social. ¡Luchemos sin cesar, compañeros! Hagamos mundial nuestro movimiento ¡globalicémoslo! y transmitamos la tolerancia en pro de la libertad.
Así, y sólo así, podremos vencer al tirano capitalista.
Gracias y hasta pronto.
(SAMU, 17 de marzo de 2002)
El enojo de Papá Noël o La Navidad S. A.
Efectivamente el meollo del asunto o la causa de mi enfado es la hipocresía de los denominados “creyentes”. No todos, obviamente; sin embargo, una gran mayoría de estos dogmáticos inconsecuentes se desprecian e insultan al género humano.
Hoy es la víspera de “Noche Buena” y lo único asimilable es que toda la gente (sobre todo, pero no exclusivamente, los cristianos) se espanta cuando menciono que no me gusta la navidad. Y no es precisamente que la aborrezca o que sea un sacrílego... eso me importa poco. El punto es que supuestamente, por lo menos es eso lo que amerita ésta fiesta, un 25 de diciembre (que bien podría ser otra fecha) nació un hombre, divino o no, hijo de Dios o de un carpintero (no es concerniente en este caso), que propugnó el amor al prójimo y el desprendimiento material.
Es así que en el día que consuetudinariamente se festeja su natalicio, debierase demostrar algo de respeto y consecuencia con sus ideas. Tal es, posiblemente, el motivo de los regalos navideños, pero los modos y modalidades de generosidad aplicados actualmente están muy lejos de aquellos conceptos que nos quiso transmitir Cristo.
En primer lugar, no podemos hablar de amor al prójimo si para eso nos basamos en nuestras diferencias posesionales y jerárquicas surgidas por un abuso indiscriminado de la propiedad privada.
En segundo lugar, no podemos hablar de desprendimiento si basamos nuestra generosidad en el consumo como vía liberadora de culpas.
En tercer lugar, no podemos hablar de cristianismo si nuestro comportamiento (principalmente éstos y otros primeros 24 días de diciembre) gira entorno a la oferta y la demanda y no hacemos más que pensar en lo que ganamos o perderemos, cuanto podremos regatear, donde nos conviene comprar, etc... En fin, vemos a la ciudad entera convertida en un mercado donde no sólo se intercambian bienes por dinero, sino también almas y moral.
“Que por ser época navideña puedo abusar de vosotros”. ¡qué vileza!
“Que por sus almas deben derrochar su dinero” ¡qué estafa!
Y es así como algunos avispados nos cargan de publicidad y nos embuten personajes inventados para enriquecerse a nuestra costa ofuscándonos y haciéndonos dejar nuestros principios de lado.
En fin, es por esto que aborrezco la época navideña y todo lo insultante que rodea a la pisadura de principios e inconsecuencia moral.
(SAMU, 24 / 12 / 02)
jueves, 13 de octubre de 2011
TRIBUTO OSCURO
¡Qué fútiles son nuestras sensaciones! Al final de cuentas, ya no sabemos a que temerle: dejando de creer en dios, concluyen nuestras endemoniadas pesadillas; al dejar de creer en la vida, deja de sorprendernos la muerte; al dejar de creer en aspiraciones, se nos seca el espíritu y la cotidianeidad termina de aturdir nuestros cerebros.
¡Qué deleznables los imperios que creemos construir de nuestro entorno! Nunca dejemos de amar, porque lo único imperativamente categórico es el debido respeto por el odio. Perdido éste, concluye nuestra realidad, es abolida nuestra esencia. Dejándonos de ser y estar, nos enfangamos en la intolerancia, retornando a nuestro origen animal.
Nuestra única esperanza está en soñar. Vivir soñando. Crecer por y para los sueños. ¡Tan efímeros estos que se desvanecen al creerse concretados!
Cuando la vida te sorprende,
Cuando la vida te azota
estas tú sólo, estas tú mismo;
te encuentras, te sientes,
te sabes y te entiendes.
Es así como descubres:
cuando das, no te escurres;
al dar no te percudes,
sino, revives, deslumbras.
Y el ritmo te lleva;
y la vida te vuelve.
Una vez más la sociedad te acoge
y el cosmos te envuelve.
Sigues siendo parte del todo;
sigues parásito y sigues cura.
Ya es hora, ¡marca la diferencia!
Este ruinoso castillo de naipes debe volver a ponerse en pie. Este mundo debe encontrarse, nuevamente, con la esperanza de que todos podemos ser libres; de que todos podemos compartir nuestra libertad, haciéndonos tan ricos como nuestro entorno, tan apreciables como el pretendido imperio individual. Sólo así, la luz penetrará en la oscuridad, rescatándonos del señor de los sueños y tinieblas.
SAMU 22 de agosto de 2009
ADVIENE OTRO CORTO VERANO
Conforme a la información reciente que nos facilitaron los meteorólogos políticos, se avecina un nuevo corto verano anarquista.
Lo irónico en este caso, como en todos los casos verificados en Bolivia, es que a partir de nuestra idiosincrasia nacida del sincretismo aymara – hispano, generamos estos veranos por medio de la misma ley, a diferencia de lo ocurrido en la Guerra Civil Española.
Efectivamente, así como se generó un corto verano anarquista a partir del empoderamiento que le dio la Ley de Participación Popular al ciudadano, para que administrara en parte su propio municipio, es ahora la Ley del Día del Peatón la que puede empoderarnos de los espacios públicos.
Para entender el impacto de tales coyunturas, debemos reconocer que los veranos siempre son cortos, por lo mismo que son intensos, pero no es menos cierto que las intenciones gubernamentales acarrean vulpejas vestidas de ovejas, por lo que el agnosticismo nos invita a pensar respecto a este tema simplemente como un espacio de catarsis, para que luego el ciudadano pierda la necesidad de exigir su espacio.
Sin embargo es de vital importancia para la salud de la comunidad que explotemos este verano, para conocer en carne propia aquella libertad que siempre anhelamos.
A aquella mano de catarsis que nos esta prestando el Gobierno, agarrémosle el codo y si se puede, hasta el cuello. Demostremos que aquella abstracción del “Ensayo a la Lucidez” de Saramago, en la cual dramatiza una situación de desgobierno, puede en los hechos convertirnos en generadores de nuestro propio destino y administradores de nuestra propia libertad, sin afectar a la colectividad, sino por el contrario cohesionarla.
No sabemos a ciencia cierta cuales serán los resultados de esta experiencia en particular, pero es nuestro deber el utilizarla como plataforma, que nos catapulte a la comprensión del espacio público como algo de todos, dejando de lado la falsa acepción de que es un bien mostrenco donde sólo se acumulan los deshechos de la colectividad.
Es por esto que me atrevo a invitar a toda la comunidad para que tomen las calles, y así poder reconocernos con nuestro entorno y valorarnos como co – habitantes de un mismo espacio, puesto a disposición de la conjunción de libertades.
(Santiago Medeiros, 18 de agosto de 2011)
ENSAYEMOS
Señores conciudadanos:
Hoy pretendo ensayar la lucidez cual pupilo de Saramago. El origen de tal intromisión es porque lo que le hace falta a este país en general y a esta ciudad en particular, es que abramos los ojos y dejemos atrás esas cegueras post colonialistas, que nos heredaron tanto el imperio inka como el español.
Démonos cuenta de una vez, que la cuna de nuestros problemas (y no la solución como se piensa generalmente) radica en el Estado. ¿Qué haríamos nosotros, los bolivianudos y gulivandeces sin el amparo de un Estado?:
Piensen conciudadanos, anímense a pensar sin que lo haga un representante por ustedes. ¿Qué fuera de esta ciudad si su gobierno la abandonara a su suerte? ¿Además de quedarnos muchos sin pega, que podría pasarle a la urbe? Tal vez, y es lo más probable, nos daríamos cuenta todos los vecinos que la consolidación del comercio gremial depende, no de la autorización municipal, sino del empoderamiento que le damos cada uno de nosotros como asiduo cliente.
Las leyes del hombre definitivamente son quebrantables y existe goce de eso. Sin embargo los sistemas perduran y nos someten efectivamente, cual mutaciones virulentas. Mas lo prohibido seguirá precediendo al deseo de lo ilícito.
Tal vez, y es lo más probable, nos daríamos cuenta que son aberrantes aquellos casos de mujeres solas, desamparadas, padre y madre de sus biznietos, que deben copar espacios ante la sociedad, aún pasadas en ancianidad, para finalmente ser despojadas por sus propios descendientes a título de sucesión en vida, quienes con fines de especulación arrendataria darán continuidad al despojo, privándole a la sociedad de lo poco que nos queda como seres colectivos y pensantes, abusando de lo público.
¿Qué haríamos los pródigos vecinos, si dejara de pasar el carro basurero todas las mañanas para llevarse las toneladas de deshechos que nosotros mismos generamos? Posiblemente nos volveríamos emprendedores en lugar de consumidores. Tal vez empezaríamos a reciclar y ese sería nuestro nuevo laburo, en lugar de esperar que el paterno nos asegure la vida. Tal vez nuestras vidas dejarían de consumirse, mientras estiramos la mano por un poco de basura.
Imagino que si no hubieran entidades que regulan la publicidad, a pesar de los prodigios de la humanidad, esta nuestra sociedad poco madura llenaría todos los pocos espacios visibles que nos quedan, con intromisiones individuales a título de publicidad. Cada uno de nosotros tendría su propia publicidad, así como cada uno de nosotros ya tiene sus correos, blogs, webs. ¿Pueden imaginarse como serían las fachadas con tanta imagen sobrepuesta? ¿sería posible que la conjunción de tantos puntos publicitarios formara una línea, y de ahí partamos a la monotonía de color, hasta llegar nuevamente a cero?
Pues eso nos está pasando a pesar de la existencia de gobiernos y entes reguladores de ésta actividad, siendo nuestro único camino la madurez. Madurez entendida como capacidad de pensar en el prójimo, comportarnos proactivos con nuestra comunidad, respetuosos de lo público sin perder nuestra individualidad.
¿Para qué exigir que se señalicen metódicamente las vías? De todas formas haremos lo que queramos, desconoceremos las señales o justificaremos nuestras faltas. Si no es por la hora, ya sea el apuro o que pasaron los horarios administrativos, encontramos justificativo en la muerte del abuelo del vecino de no se quien, o lo dañino que comió un gato en aquel callejón, o lo que sea que veamos conveniente para justificarnos. Quizás, y es lo más probable, nos daríamos cuenta que sin un gobierno a quien exigirle las cosas, podríamos prescindir de ellas, o al contrario, darles el valor que merecen sabiendo perfectamente porqué se lo merecen.
Al final de cuentas, las cosas seguirían su curso, así como las aguas lo marcan a discreción perdiendo lo turbulento y cristalizando su libertad. Al final de cuentas encontraríamos nuevos caminos, nuevos paradigmas exentos de aquella venda, que nos ciega con las ficciones impuestas por la impotencia y el temor.
(SAMU 9/7/8)
LUINGÜINI SOCIALISTA
Soy tan indiscreto, que tocaré los tres tabúes que no se deben mencionar en una mesa: cocina, política y religión.
Empezando por la cocina, daré la receta secreta de un tipo de lingüinni con cuatro quesos.
Primeramente, se prepara spaguetti al dente y se lo vierte en una fuente con mantequilla para que lubrique con las salsas. Seguidamente se lo mezcla con un huevo crudo aprovechando que aún esta caliente, para cumplir con la función de un buen fetuccini.
En cuanto a las salsas, deben hacerse dos por separadas, ya que si se mezclan en el proceso preparatorio pueden amargarse.
La primera que recetaré consta de una salsa blanca algo aguada, a la que se le vierte queso muzzarella para espesarla y hacerla ligosa. Se hierve la salsa para que quede bien cosida y cuando se entibia, se le vierte queso parmesano para agregarle cierto sabor exclusivo.
La otra salsa esta compuesta por crema y queso roquefort. Basta con calentarla un poco para que tenga sabor y no se amargue el queso. Una vez calentada se le agrega queso chaqueño por encima para que sea más vistosa y porque es un requisito burocrático más para cumplir con los ya denominados cuatro quesos.
Se vierte la primera salsa en el fetuccini logrando acaparar todo el spaguetti y afianzándolo; luego de tenerla inmersa en el plato principal, se le agrega la otra salsa que le da un toque final, cumpliendo así nuestra meta y disfrutando del exquisito sabor de un buen lingüinni.
Me toca hablar de política para continuar mi malacrianza, y lo que haré es una analogía entre el lingüinni y las corrientes sociales.
Imaginemos que el spaguetti es el pueblo y todas las circunstancias que lo rodean: política, economía, sociología... en sí, el sistema; la mantequilla sería la educación y cultura; y los quesos son las ideas sociales: marxismo, anarquismo, socialdemocracia y doctrina social de la iglesia.
El pueblo debe estar preparado al punto exacto para que esto funcione, entonces se lo unta de educación y cultura para que puedan lubricar las ideas sociales, y el huevo lo comparamos con valor: embadurnamos de valentía al pueblo para que pueda cumplir plenamente sus funciones revolucionarias.
En cuanto a las corrientes sociales, éstas deben ser tratadas por separado para no confundir las cosas ni amargarse la vida. Por un lado esta el socialismo moderado y por el otro queda el socialismo radical.
El socialismo moderado, como siempre, algo aguado se basa en la flexible y ligosa socialdemocracia que nos espesa un poco las ideas. Esta ala del socialismo debe estar bien procesada (hervida), para evitar impurezas. Cuando se entibian las cosas, aparece la doctrina social de la iglesia que tiene una aceptación exclusiva para creyentes (parmesano).
El socialismo radical se compone por el sabroso anarquismo, que no necesita mucha candela, pues basta con calentar un poco las ideas para mantenerlas vivas y no enturbiarlas. Para darle el toque final, hablamos del burocrático marxismo, que sin él no se completa el cuadro socialista.
Al pueblo no se le pueden presentar de golpe las ideas radicales, por lo que debemos presentarle primero las moderadas, así conquistarlo, afianzarlo y luego de inmersarlo al socialismo, se le presentan las ideas finales: la izquierda radical cumpliendo con nuestro fin que es la revolución y el exquisito sabor de la libertad.
Finalmente, y para terminar mis blasfemias, diré que el plato principal de la última cena no era pan y vino, sino un lingüinni con cuatro quesos. Cómo Jesús hizo una analogía similar, Judas dudó de tales ideas revolucionarias y lo traicionó mandándolo a crucificar. Lo mismo hizo Stalin cuando Trotsky, que tenía como cuerpo a la revolución y El Ejército Rojo como su sangre, hablo de una revolución permanente.
Espero no indigestar a nadie con mis ideas, pues no deseo ser traicionado ni acabar crucificado.
30/9/02
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